Se calcula que cada año se diagnostican 4,500 casos nuevos de cáncer de cuello uterino en México, y aproximadamente 2,000 mujeres en los México mueren cada año a causa de esta enfermedad. Esto es cada 2 horas muere una mujer mexicana por Cáncer Cérvico Uterino Es posible evitar en gran medida el cáncer de cuello uterino mediante pruebas de detección periódicas de este cáncer. Casi la mitad de los casos de cáncer de cuello uterino ocurre en mujeres que nunca han tenido una prueba de detección.

Si el cáncer de cuello uterino se detecta y trata en sus primeras etapas, es posible curar a más de un 90% de las mujeres que lo padecen. Cuanto más haya avanzado la enfermedad, más baja es la tasa de curación.

En este articulo explicaremos:

  • Cómo evoluciona el cáncer de cuello uterino
  • Quién corre peligro
  • Los síntomas, el diagnóstico y la clasificación de fases (estadios)
  • El tratamiento y seguimiento

Cómo evoluciona el cáncer de cuello uterino

El cuello uterino de la mujer (la abertura del útero en la parte superior de la vagina) está cubierto de una capa delgada de tejido compuesto por células. Las células saludables crecen, se multiplican y se reemplazan según sea necesario. El cáncer de cuello uterino ocurre cuando se alteran esas células. Las células se multiplican con mayor rapidez. Pueden crear capas profundas de células o dispersarse a otros órganos. Las células cancerosas posteriormente forman una masa de tejido que se denomina tumor.
Por lo general, el cáncer de cuello uterino tarda varios años en desarrollarse. Durante este tiempo, las células en el cuello uterino o alrededor de este se vuelven anormales. Los primeros cambios celulares que ocurren antes de que se desarrolle el cáncer se llaman displasia o neoplasia cervical intraepitelial (NCI). La prueba de Papanicolaou, que a veces se denomina evaluación de citología cervical, detecta alteraciones celulares anormales en el cuello uterino. Esta prueba permite dar tratamiento en las primeras etapas para que las células anormales no se conviertan en cáncer.

El papel que desempeña el virus del papiloma humano

La causa principal del cáncer de cuello uterino es una infección del virus de papiloma humano (VPH). Hay muchos tipos de VPH. Algunos tipos de este virus, los llamados “tipos de alto riesgo”, pueden causar cáncer del ano, el cuello uterino, la vulva, la vagina y el pene. También pueden causar cáncer de la cabeza y el cuello. Otros tipos han estado asociados con verrugas genitales.
La infección del VPH es muy común. Esta infección se transmite de una persona a otra mediante el contacto sexual. Algunos estudios indican que por lo menos tres de cada cuatro personas que tienen relaciones sexuales contraerán la infección genital del VPH durante algún momento en su vida. Sin embargo, contraer una infección del VPH no necesariamente quiere decir que la persona tendrá verrugas genitales ni padecerá de cáncer.
El VPH entra en las células y hace que estas cambien y se multipliquen de manera anormal. Generalmente, el sistema inmunitario de la mujer se deshace del virus rápidamente y la infección se resuelve por su cuenta. Sin embargo, en una cantidad pequeña de mujeres, el VPH no desaparece. Estas infecciones se describen como “persistentes”. Cuanto más tiempo esté presente el VPH y más edad tenga la mujer, mayor será el riesgo de que el virus altere las células cervicales.
En la actualidad hay dos vacunas disponibles que protegen contra algunos tipos del VPH, como los dos tipos que causan la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino. Estas vacunas estimulan el sistema inmunitario para que pueda combatir estos tipos del VPH si una persona se expone a ellos.
También se dispone de una prueba de detección del VPH. Esta prueba se usa para detectar cáncer de cuello uterino junto con la prueba de Papanicolaou en las mujeres de 30 años a 65 años, y como prueba de seguimiento cuando los resultados de la prueba de detección son anormales o no son definitivos. Puede además detectar muchos de los tipos del VPH de alto riesgo aun antes de que se observen cambios en las células cervicales.

Factores de riesgo
El cáncer del cuello uterino puede ocurrir a cualquier edad. Aunque es más común entre las mujeres mayores de 40 años, puede ocurrir en mujeres más jóvenes. Sin embargo, en raras ocasiones ocurre en mujeres menores de 21 años.
Su riesgo de padecer cáncer de cuello uterino depende de su historial sexual, sistema inmunitario, salud y estilo de vida. El factor más importante es una infección con los tipos de VPH asociados con cáncer.

Los siguientes factores de riesgo aumentan su riesgo de contraer una infección del VPH:

  • Varias parejas sexuales
  • Tener una pareja sexual masculina que ha tenido varias parejas sexuales
  • Comienzo de las relaciones sexuales a una edad temprana (antes de los 18 años)

Otros factores de riesgo son los siguientes:

  • Tener un historial personal de cáncer de cuello uterino, de la vagina o la vulva
  • Tener un historial familiar de cáncer de cuello uterino
  • Fumar
  • Ciertas enfermedades de transmisión sexual, como la clamidia

Las mujeres que tienen problemas con el sistema inmunitario también corren un mayor riesgo de presentar cáncer de cuello uterino, como las mujeres infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o las que hayan tenido un trasplante de órgano.
Las mujeres que nacen de madres que tomaron el medicamento dietilestilbestrol (DES) durante el embarazo corren un mayor riesgo de presentar un tipo raro de cáncer de cuello uterino. Este medicamento se administró a las mujeres embarazadas entre el 1940 y el 1971 para evitar un aborto espontáneo.

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Síntomas
La displasia cervical y el cáncer de cuello uterino a menudo no presentan síntomas. Para cuando se presentan los síntomas, las células cancerosas ya se han diseminado. Cuando en efecto ocurren síntomas, los primeros indicios son sangrado anormal, manchas de sangre o secreción acuosa de la vagina. El sangrado menstrual podría ser más intenso de lo acostumbrado y puede ocurrir sangrado después de las relaciones sexuales. Casi siempre estas señales se producen debido a otros problemas médicos no relacionados con cáncer. Sin embargo, si presenta alguno de estos síntomas, acuda a su proveedor de atención médica.
Las señales de un estado avanzado de cáncer son dolor pélvico, dificultad para orinar y piernas hincha- das. Si el cáncer se ha diseminado a los órganos adyacentes o a los ganglios linfáticos, los tumores pueden afectar el funcionamiento de esos órganos. Por ejemplo, un tumor puede ejercer presión sobre la vejiga o restringir el flujo de sangre en una vena. Aunque estos síntomas no siempre indican la presencia de cáncer, si presenta alguno de ellos, acuda a su proveedor de atención médica lo antes posible.
Diagnóstico

Si su proveedor de atención médica sospecha que tiene cáncer de cuello uterino, se hará una biopsia. Cuando ocurren algunos resultados anormales en la prueba de Papanicolaou que requieren tratamiento, se extrae el tejido anormal cervical y se envía a un laboratorio para estudiarlo. Aunque la prueba de Papanicolaou puede detectar cáncer, se hace una biopsia para mayor seguridad.
Si se diagnostica cáncer de cuello uterino, su médico evaluará el tamaño del cáncer y el grado de extensión (si lo hubiera) en que se ha diseminado el cáncer.

Este proceso puede implicar los siguientes exámenes:

  • Un examen pélvico (y quizás un examen rectal) Examen donde el médico palpa el útero, los ovarios y otros órganos cerca del cuello uterino
  • Cistoscopia Examen que se usa para estudiar el interior de la uretra y la vejiga con un instrumento iluminado
  • Colonoscopia  Examen mediante el cual se examina todo el colon por medio de un instrumento delgado e iluminado que se llama colonoscopio

Debido a que el cáncer de cuello uterino se puede diseminar a otras áreas del cuerpo, su médico podría ordenar algunas pruebas o exámenes para examinar esas áreas. Estos exámenes son, entre otros, la radio- grafía, el ultrasonido, la tomografía computarizada (TAC), la imagen por resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés) o la tomografía por emisión de positrones (TEP).
Clasificación de fases (estadios)

La clasificación de fases (estadios) es el proceso que se usa para determinar el grado de diseminación del cáncer. Casi todos los tipos de cáncer tienen fases (estadios) del I al IV. Cuanto más bajo sea el número, más baja es la diseminación del cáncer.
Algunos tipos de cáncer, como el cáncer de cuello uterino, tienen una Fase 0. La Fase 0 también se denomina cáncer de cuello uterino no invasor o carcinoma localizado. En la Fase 0, las células cancerosas se encuentran solamente en la capa superior del cuello uterino. Por lo tanto, no han penetrado las capas más profundas de tejido cervical ni se han diseminado a otros órganos.
Las fases restantes se denominan cáncer invasor. En estas fases, el cáncer ha invadido las capas más profundas del cuello uterino. La Fase 1 de cáncer de cuello uterino tiene varias subfases. La Fase IA se denomina cáncer de fase inicial. Es decir, las células cancerosas solo han penetrado unos milímetros de las capas más profundas del cuello uterino. La Fase IB también se denomina cáncer de fase inicial, pero las células ya han penetrado más adentro en el cuello uterino. Las fases II y III son etapas más avanzadas donde el cáncer se ha diseminado a la vagina y la pelvis. En la Fase IV, el cáncer se ha diseminado a la vejiga o el recto o incluso a otros órganos. Las fases II a IV también se clasifican en subfases.
El tratamiento es más eficaz cuando se administra en las primeras etapas del cáncer. La tasa de supervivencia de 5 años de la Fase I de cáncer es de 91%. La tasa de supervivencia de 5 años de la Fase IV de cáncer es de 17%.

Tratamiento

Su Ginecologo podría consultar a un oncólogo ginecológico (un especialista en el cáncer de los órganos reproductores) o remitirla a dicho médico para el tratamiento. También puede remitirla a otros especialistas, como a un radiooncólogo o a un oncólogo médico. Estos médicos colaboran entre sí para recomendarle el mejor tratamiento para usted.
Tipos de tratamiento

El cáncer invasor de cuello uterino se trata con cirugía, radioterapia y quimioterapia. El tipo de tratamiento elegido depende de la fase o estadio del cáncer (consulte la Tabla 1). Puede recibir más de un tipo de trata- miento para el cáncer que padece.
Si se recomienda una cirugía, el objetivo es extraer el tumor y los tejidos afectados en los que se pueda diseminar el cáncer. En una histerectomía simple, se extrae el cuello uterino y el útero. Los ovarios no se extraen si se observan normales. En una histerectomía radical, las estructuras que apoyan el útero, los ganglios linfáticos pélvicos y una pequeña parte de la zona superior de la vagina también se extraen.
La radioterapia detiene el crecimiento de las células cancerosas exponiéndolas a una radiación especial. Se pueden usar dos métodos. En un método, la radiación se administra desde afuera del cuerpo y se dirige al tumor a través de la piel. Este tratamiento puede requerir visitas diarias a una clínica durante varias semanas. En el segundo método, un artefacto que dirige la radiación al tumor desde el interior del cuerpo se coloca en el cuello uterino. Este tratamiento se puede administrar como paciente ambulatoria, o puede exigir una hospitalización. Las complicaciones de la radioterapia son sequedad vaginal, estrechamiento de la vagina y daño a los ovarios, la vejiga o los intestinos.
La quimioterapia es el uso de medicamentos que destruyen el cáncer. Los medicamentos quimioterapéuticos se trasladan por medio de la sangre y destruyen diferentes tipos de células, como las células cancerosas. Los tratamientos se pueden administrar en ciclos en el consultorio de un médico o en una clínica, o pueden exigir una hospitalización. También se pueden administrar solos o junto con radiación para mejorar la eficacia de la radioterapia.

Seguimiento
El cáncer de cuello uterino generalmente no vuelve a aparecer, aunque esto depende de la fase o el estadio del cáncer y el tipo de tratamiento. No obstante, es necesario vigilar estrechamente su salud. Es importante hacerse exámenes médicos periódicos y pruebas de detección de cáncer de cuello uterino aun después de que termina el tratamiento.
Su Ginecologo podría recomendar pruebas más frecuentes de detección de cáncer de cuello uterino en los primeros años después del tratamiento para asegurarse de que se hayan eliminado todas las células cancerosas. Aun si se ha extraído el cuello uterino para tratar el cáncer, necesita hacerse pruebas de detección de cáncer de cuello uterino. En este caso, las células se obtienen de la parte superior de la vagina en lugar del cuello uterino.
Es posible que también necesite otros exámenes y procedimientos. Su proveedor de atención médica colaborará con usted para gestionar la atención de seguimiento que necesite.

Por último…
Hay muchos tratamientos disponibles para el cáncer de cuello uterino. Es vital detectar el cáncer en las primeras etapas, recibir tratamiento con prontitud y seguir un programa de exámenes médicos periódicos después del tratamiento. Si tiene alguna pregunta sobre su diagnóstico o tratamiento, no dude en hablar con su Ginecologo.

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